
Aunque mantenemos nuestra esencia, hay características personales que varían y que acaban afectando a las decisiones. Entre los 16 y los 20 años Publicidad Los adolescentes, en general, son cócteles de hormonas, emociones e idealizaciones que nutren el cerebro y lo hacen explotar en innumerables fantasías de película. Por eso, en el caso de las chicas heterosexuales, buscan a ese chico alto, guapo, mayor que ellas y con toque rebelde: un canalla en toda regla. En las ficciones americanas, estos sujetos sacarían pelotas del estadio sin despeinarse. Y es que a ellas les da igual si el chaval es buen tío o no.
Lo dijo de broma, pero aun así me pareció una forma denigrante de definir algo que a los hombres se les ha alentado a actuar desde hace mucho tiempo. Después de 20 años casada, tuve un divorcio horrible. Cuando por fin estuve lista para volver a tener citas, los candidatos de mi edad entre 50 y 60 años no me convencían. Los hombres que conocía a través de amigos y que se ofrecían a cocinar un plato de dinero en su casa o a traer una botella de vino a la mía no las consideraba citas de verdad. Tampoco tengo palabras para adjetivar al ricachón del yate que insistió, después de invitarme a comer, que yo le había prometido que a la noche siguiente lo invitaría yo a mi casa a cenar y a hacerle muchas otras cosas. Los hombres que conocía por las redes eran peores. Unos pocos me mintieron descaradamente sobre su estado social y sus hijos. Por no hablar del misógino que empezó a poner escabroso a su jefa al minuto de sentarnos a tomar algo. Heterosexual, amable y generoso.
Estas dudas y enigmas nos ponen en una posición de culpabilidad que puede ser muy perjudicial para nuestro beatitud mental. Todo el mundo tiene sus propios retos y dificultades en la vida, si el nuestro es acertar alguien con quien compartir un acceso, tendremos que desarrollar técnicas para conseguir nuestro objetivo y poder salir avante en caso de lo contrario. La dificultad para encontrar el amor no siempre reside fuera de nosotros, en ocasiones, la responsabilidad recae sobre nuestras acciones y pensamientos. Es posible que existan una serie de razones, conscientes o inconscientes, que nos impiden establecer un correcto vínculo afectivo con una persona en especial. Estas razones pueden estar basadas en el miedo al compromiso, a ser traicionados, a que pisen nuestra dignidad Gracias tantos abriles de estudio, podemos ofrecer las siguientes razones por las cuales nos acantilado mucho conseguir pareja: Temer al aborto Muchas veces no nos lanzamos a la piscina por miedo a hacernos daño, es algo normal.