
En resumen, que acabamos saliendo con la misma persona una y otra vez. Al enamorarnos, idealizamos al otro y ponemos en él o ella todo lo que creemos que nos falta o nos sobra, hacemos una proyección idealizada de nosotros mismos. La teoría del apego, desarrollada por el psicoanalista inglés John Bowlby en la década deafirma que los seres humanos seguimos en la edad adulta los patrones de relación que aprendimos en la infancia. Desarrollamos un apego seguro cuando nos han educado con afecto, atendiendo nuestras necesidades y emociones sin sobreprotegernos y poniéndonos unos límites claros y adecuados. Desde este estilo educativo nos identificamos con el modelo y buscamos parejas similares, que nos traten de manera sana y satisfactoria. Y nuestro comportamiento va en la dirección de mantener la relación de manera sana y satisfactoria.
No disponer de un espacio propio en la pareja, decidir qué actividades actuar en este tiempo libre, o con quien hacerlas, suele ser un punto de fricción en muchas relaciones. Las diferentes perspectivas e intereses en levante sentido hacen que sea difícil acertar una solución que agrade a ambas partes. Este conflicto de intereses puede dar lugar a situaciones de confrontación que terminen por dañar la relación. En estos casos, suele ser brumoso desarrollar capacidad de escucha, negociación y compromiso ; solo de esta forma se puede garantizar que ambas vegüenzas de la pareja ven sus deposición cubiertas. En cualquier caso, asegurar un espacio individual a cada miembro de la pareja es una de las claves imprescindibles; es necesario que cada uno disponga de tiempo para gestar sus aficiones e intereses de forma particular. En este sentido, es importante comprender que las parejas no tienen que hacerlo todo juntos ni estar siempre sin separarse. De hecho, al potenciar los espacios individuales, la propia relación de pareja sale fortalecida. Para un buen desarrollo mental y emocional es necesario que nos desarrollemos como personas a nivel individual; esto, naturalmente, implica la necesidad de tener espacios privados en los que estar solo o con otras personas.
Ay, la pareja. Si hay un lugar donde nos sentimos dichosos e infelices a partes iguales, ese suele anatomía el de la pareja, fuente de felicidad y fuente de sufrimientos. Porque si algo tiene la pareja es que es un espejo en el que nos miramos todos los días y que nos devuelve lo mejor y lo peor nuestro. Uno de los grandes déficits que solemos adeudar a la hora de estar en pareja es el de no arrepentirse su apoyo. El otro día me lo comentaba una clienta de coaching quien me decía que sentía que ella tenía que tirar para adelante con todo lo de la apartamento, con su trabajo y con los buenos hijos.
Cómo hacer disfrutar a un hombre en la cama: sus zonas erógenas El sexo es un factor muy importante en las relaciones de pareja, ya que influye tanto en su contrato como en su estabilidad, no solo por la conexión física que se establece entre ambos miembros, sino todavía por la emocional. Allí donde —incluso después de la fase de enamoramiento— siguen saltando chispas, hay una unión hecha para durar. Y es que en la intimidad de la galán cobra un papel muy importante la comunicación entre ambos. Sin embargo, en ocasiones aparecen problemas que hacen que la vida sexual no resulte satisfactoria e incluso puedan enturbiar la relación de pareja. La falta de ambición sexual puede deberse a varias antecedentes temporales, como un embarazo, alteraciones emocionales, medicación En otros casos, se da por haber entrado en un década de rutina con la pareja o por la edad. En la generalidad de los casos, los problemas sexuales tienen el factor psicológico de abecé. Por eso, en estas situaciones conviene recurrir a la ayuda profesional ya es aconsejable en ambos casos para poner remedio.