
La atracción por el sexo opuesto, la curiosidad por ver cosas o situaciones inusuales, el pretender oler cosas desagradables, el imaginarse situaciones, encuentros o personas en distintos estados, el querer ver a los muertos, entre otros son tendencias normales del morbo que cualquier persona puede sentir. El diccionario dice que el morbo es una tendencia obsesiva hacia lo prohibido. En principio se le asocia con algo insano, pero también con el placer, casi siempre de tipo sexual. Sin embargo, esto debe ser matizado. No todo impulso morboso es dañino. Basarse en los datos y huir de los tópicos. La reincidencia de un agresor sexual no significa que el sistema fracase.
Una pregunta atrevida, porque la respuesta puede revelar poca autoconfianza. En el ámbito de las relaciones íntimas, las personas pueden diferir en las opiniones. Algunas pueden ser conservadoras y otras liberales, y esto condiciona el modo en el que entienden la sexualidad. Algunos individuos pueden sentirse heridos al admirar a su pareja disfrutando de su sexualidad a solas. En realidad, no hay nada malo en ello.
Nos fascina lo prohibido, nos seduce lo grotesco, lo malo, lo reprobable. Poco que atrae poderosamente: cuentan con grandes dosis de morbo. No es así, podemos estar tranquilos. Pero todavía tenemos mucho que aprender del mundo de los instintos y las pasiones. No lo controlamos tan bien como quisiéramos. Y es por ahí por adonde morbo y sensacionalismo en ocasiones se dan la mano para manejarnos a sus anchas. Puede resultar difícil, empero no imposible.
El objetivo del presente estudio es re construir el significado de este abstracción en la contemplación de la acidez grave contenida en los informativos de televisión. Para ello se analiza el discurso generado en 16 grupos focales tras el visionado de 4 videos que mostraban noticias violentas. Palabras clave: Morbo, Violencia, Discurso, Efectos televisivos. Los espectadores se sienten impulsados a avistar, interesados por una realidad crecientemente negación, se muestran molestos por las emociones que experimentan y preocupados por el peligro que puede suponer la existencia mostrada. Los intereses de medios y espectadores se oponen, al defender unos la libertad de información, y otros la necesidad de protección. El alocución de unos y otros se tiñe de distintas dimensiones: ética, legitimidad, decencia, etc.