
Pues ahí van: Paso 1: Pon la televisión o la radio y escucha el medio millón de anuncios que te avisan de que ha llegado el otoño y hay que tomar un porrón de complejos de vitamínicos para estar protegidos contra el frío, los virus y los monstruos que existen bajo tu cama. Paso 2: Coge la cartera y vete como alma que lleva el diablo a la primera farmacia abierta y compra un porrón de pastillas para cada uno de los miembros de tu familia. Paso 3: Tomate esas vitaminas llenas de colores y fantasía acompañadas de un buen vaso de agua y siéntate a esperar que haga efecto. Existen muchas enfermedades provocadas por la deficiencia de las mismas, tales como por ejemplo el escorbuto por falta de vitamina C, el raquitismo por falta de vitamina D y la ceguera por falta de vitamina A. Vamos a desmentir unos cuantos mitos sobre las vitaminas. Mito 2: Es muy difícil incorporar todas las vitaminas en la dieta Hay mucha gente que se cree que para satisfacer las necesidades vitamínicas de nuestro cuerpo tenemos que consumir alimentos tales como «raíz de hierbas cultivadas en las montañas andinas que han sido extraídas por las manos expertas de sus chamanes ancestrales». Como vemos en la definición las vitaminas son micronutrientes, es decir, son esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo, pero en muy pequeñas cantidades como vimos en la tabla anterior. Ahora fijaros en esta imagen que se corresponde a la información de la composición de un complejo multivitamínico muy conocido.
Así que empecemos por el lugar en el que la producimos: los riñones. Una de sus funciones principales es regular el volumen y la balada de los fluidos del cuerpo. Tras reabsorber la mayoría de lo que es filtrado, queda esa solución concentrada de desechos metabólicos que conocemos como orina, la cual debe ser eliminada. En otras palabras, trabajan duro para deshacerse de los desechos o toxinas, y para retener el agua que necesitas para que tu cuerpo funcione. La orina es la mezcla de esas toxinas y el agua excedente. Cuando terminan su trabajo, entra a escena la otra protagonista de esta historia: la vejiga.